miércoles, 3 de enero de 2018

La segunda llave, la iniciativa

Iniciativa viene del latín medieval, en donde iniciativus es todo aquello capaz de promover o mover el inicio de las cosas, los procesos, las causas, las argumentaciones y la vida.
La Iniciativa es aquello que da principio a algo. También se entiende como cualidad personal, en donde la persona toma la iniciativa, adelantándose a otros en el obrar, que en el contexto actual, sería asumir el liderazgo.
Así, tomar la iniciativa es suponer que las cosas se van a modificar, en una dirección o en otra, y habrá una reacción de las personas involucradas. Darse cuenta de en qué acciones merece la pena tomar la iniciativa, es un talento que ha de desarrollar el líder.
Habitualmente no tomamos la iniciativa, nos quedamos dentro de nuestra cárcel de creencias y condicionamientos y no salimos de ahí. Las decisiones que vamos tomando en ese contexto suelen ser más de lo mismo, funcionen o no.
La confianza es la primera llave y la iniciativa la segunda. Esto significa que necesitamos tener confianza antes de tomar la iniciativa ya que podemos caer en el error con nuestras acciones. Tomar la iniciativa da poder personal aunque antes de poder ejercerlo hemos de descubrir la llave de la confianza. La iniciativa no se puede planificar, a menudo es un emergente de una situación y depende del aquí y ahora, del momento.
Así no es fácil tomar iniciativa sobre las cosas dolorosas de la vida, sobre los conflictos, los desamores..., allí donde hay emociones involucradas, la iniciativa está nublada y no se ve.
La iniciativa la hemos perdido de la misma forma que hemos perdido la confianza, y recuperarla es a menudo un resultado de un profundo trabajo de trasformación.
Piensa ¿en qué áreas de tu vida tienes una emergencia que te suponga tomar la iniciativa, en el área personal, profesional y social?
Al tomar la iniciativa, es importante que chequeemos cómo gestionamos las tres respuestas que nos podemos encontrar:
Acuerdo. Que alguien esté de acuerdo con mi iniciativa es muy valioso, me informa que hay otras personas que siguen mi mismo camino. Así la forma de gestionarlo es sintiéndote al servicio de tus seguidores. Así se eliminan dependencias jerárquicas absurdas e intentos de manipulación.
Conflicto. Que alguien esté en desacuerdo es normal. Lo importante aquí es cómo lo gestiono, ¿me están cuestionando? ¿Me lo tomo de forma personal? ¿Me viene rabia o paranoia? Un conflicto es una oportunidad para ver cosas que no hemos visto, observar otros puntos de vista, otras soluciones.
Indiferencia. A menudo ocurre que la primera reacción de la gente involucrada en nuestra decisión es la indiferencia. La indiferencia puede esconder una resistencia pasiva ante mi decisión aunque la clave aquí es cómo lo gestiono. Intento atraerlos a mi campo? Me olvido de los indiferentes? ¿Busco reconocimiento? Aunque haya personas asentadas en la indiferencia, pueden ser posibles obstáculos más adelante y es importante involucrarlos y no obviarlos.

La siguiente llave es la determinación en la acción, una vez que hayamos tomado la iniciativa en un entorno de confianza.

Antonio Díaz-Deus

Hacemos programas para encontrar estas 4 llaves

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